Una de las primeras preguntas que me hacen al escuchar que soy vegana es ¿no te gusta la carne o el queso? Quiero empezar diciendo que sí. Son muchas razones por las que decidí convertirme en vegana y el sabor nunca fue una de ellas. Crecí dentro de una familia que consumía todo tipo de productos de origen animal, como la mayoría de nosotros. Carne, leche, huevos, pollo, pescado y embutidos, eran parte de mi dieta. Pensaba que el consumo de estos productos era necesario para estar sano y nunca me cuestioné acerca del bienestar de los animales. Siempre amé la comida, las hamburguesas, pizzas, lomo saltado, todo. La milanesa con papas, era uno de mis platos favoritos. Si me hubieran preguntado antes, si dejaría de comer productos de origen animal, mi respuesta hubiera sido: “Imposible, no puedo vivir sin queso ni carne, ni pollo”.
El veganismo no fue algo con lo que crecí, fue una práctica que poco a poco fui incorporando. Me fui educando y se convirtió en parte de mi vida. Al inicio lo que me motivó fue mi salud. Siempre tuve dolores de estómago, tener gastritis se volvió algo normal para mí. Iba y venía de doctores, pero sentía que nada me ayudaba y fue así como me interesé en la alimentación. Fui sacando de mi dieta poco a poco los productos de origen animal, así como los productos procesados, y casi sin darme cuenta, estaba llevando una alimentación vegana. Luego comencé a informarme acerca de la industria alimentaria, en todo lo que los animales tienen que atravesar para poder terminar en nuestros platos. Muchas veces escucho que el veganismo es algo extremo, pero para mí es una forma de no contribuir a generar un daño innecesario a otros seres vivos. Es una forma de promover la paz. No tienes que necesariamente amar a los animales para convertirte en vegano, sólo tienes que estar de acuerdo en que merecen vivir de forma plena, sin sufrimiento, sobre todo si éste es innecesario.
También me suelen decir que una alimentación vegana es muy restrictiva, pero no tiene porqué serlo. La mayoría de personas con las que converso que también han realizado esta transición, les pasó lo mismo que a mí. Comienzas a incorporar alimentos que antes ni habías probado, ingredientes que nunca habías escuchado. Se te abre un mundo de opciones. Ahora disfruto de mi comida muchísimo más que antes.
No creo que exista una razón buena o mala para convertirse en vegano, en mi experiencia, la salud es el motivo por la que la mayoría entramos a este estilo de vida, pero el lado moral y ético es lo que nos motiva a permanecer en él. Hoy en día, soy vegana por los animales, por el planeta y por mi salud, y pienso que es una de las mejores decisiones que he tomado. Lo único de lo que me arrepiento es no haber empezado antes.